Retrato de anciana, por Eduardo Chicharro
La pintura representa una mujer de avanzada edad en posición frontal al espectador. Viste mantilla española de blonda, que se deja ver bajo su abrigo, ambas prendas en color negro, y ésta última con amplia solapa de pelo en tonalidad marrón oscuro. Lleva su cabeza cubierta con otra pequeña manteleta de encaje también en negro. El broche que luce sobre su pecho, dorado y con pedrería, en unión a sus pendientes, denotan cierta carga social de la retratada.
La pintura muestra un fuerte contraste entre la claridad que Chicharro imprime al rostro y joya de la anciana, en contraposición a la oscura indumentaria y fondo ocre de la obra. Esta propuesta debe de entenderse como un alegato ante la ausencia de color y fortaleza de la línea que sobre la Pintura el artista planteó en algunas de sus obras durante la segunda década del siglo XX.
Eduardo Chicharro y Agüera nació en Madrid (18 de junio de 1873) en la corredera alta de san Pablo y falleció en la misma Villa y Corte (24 de mayo de 1949). Su padre Eduardo Chicharro Serrano fue vidriero, también relacionado con otros ámbitos artesanos. A la edad de 15 años comenzó a estudiar dibujo y pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Discípulo de Joaquín Sorolla y maestro del muralista mexicano Diego Rivera, estudió en el taller del maestro valenciano, quien le consideró uno de sus discípulos más aventajados. Viajó por Italia en el año 1900 tras conseguir un primer puesto y beca de la Academia por delante de pintores tan relevantes como Julio Romero de Torres y Fernando Álvarez Sotomayor. Cuatro años después, en 1904 con su obra Los amores de Armida y Reinaldo, obtuvo la primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes. Inmerso en el ambiente artístico del Madrid de su época decidió fundar y presidir en 1910 la denominada Asociación de Pintores y Escultores, desde su propio estudio en Madrid, una asociación que creará a su vez en 1920 el Salón de Otoño, un certamen con vigencia hoy en día.
Desde 1912 hasta 1925 dirigió la Academia de España en Roma, sustituyendo a don Ramón María del Valle Inclán. Entre esos años, el 14 de mayo de 1922, ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando como académico suyo, con un destacado discurso titulado Ciencia y arte del colorido, un mensaje que creemos queda representado en el Retrato de anciana que aquí presentamos y nos ocupa, con su llamativa indumentaria negra sobre fondo monócromo oscuro: “el poder de la línea es inmenso, con sólo el trazo se pueden representar todas las formas de la naturaleza (...) el color no tiene ese poder y necesita de la línea como armazón en que fundarse”.
La labor incansable del Salón Vilches acogió en 1927 la que fuera su primera exposición monográfica titulada “Mujeres”. Tras esto, y al declararse la II República Española, recibió el cargo de inspector general de las Escuelas de Artes y Oficios, de vigencia actual. Como colofón a su trayectoria fue nombrado director general de Bellas Artes en 1934.
Su activa participación en numerosas exposiciones nacionales y extranjeras le llevaron a obtener diferentes medallas y menciones; destacan la mención honorífica en 1897; segunda medalla en 1899; primeras medallas en 1904 y 1908; medalla de Honor en 1922; medalla de Plata en Lieja, 1905; medallas de Oro en Munich, años 1905 y 1913; medalla en Zaragoza, en 1908; medalla en Valencia, 1910; medallas en Barcelona en 1907 y 1911; medalla en Buenos Aires en 1910; medalla en Panamá en 1916; y Gran medalla de Oro en Berlín en 1914.
Pintor de Cámara con Alfonso XII, retrató a su vez a Alfonso XIII, rey de España. Chicharro fue Caballero de la Legión de Honor, Gran Oficial de la Corona de Italia, Gran Cruz de Alfonso X el Sabio e hijo adoptivo de Ávila.
Diferentes museos españoles y extranjeros conservan pinturas suyas. Como dato anecdótico y dada por desaparecida, vió la luz en 2007 su obra Pigmalión, encargada por el gobierno de España en 1925 con destino a la actual Organización Mundial del Comercio (procedente de GATT), con sede en la ciudad suiza de Ginebra.
Fue maestro del destacado muralista mexicano Diego Rivera, de su hijo Eduardo Chicharro Briones, que además de pintor, escribió tratados sobre arte y poesía, y del pintor vasco Julián de Tellaeche Aldasoro (Bergara 1884 – Lima 1957), entre otros.
Información sobre la pieza
Eduardo Chicharro Agüera (Madrid, 1873-1949)
Firmado sobre el hombro izquierdo de la retratada, “E. Chicharro”; en el reverso, sobre el bastidor, “11”
Hacia 1920
Española
Óleo sobre lienzo
72,5 x 58,5 cm
Colección particular
De 1.000 a 5.000 euros
Permiso concedido por el Estado español para su exportación inmediata a países de la Unión Europea, y resto de paises del mundo, previo pago de tasa.
E. M. Aguilera, Eduardo Chicharro: aspectos de su vida, su obra y su arte, Barcelona, Iberia, 1947; J. Francés, Tres pintores madrileños: Leonardo Alenza, Eduardo Chicharro y Gutiérrez Solana, Madrid, Discurso leído el 28 de octubre de 1961 con motivo de su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, Magisterio Español, 1961; J. A. Gaya Nuño, La pintura española del siglo XX, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1970; J. Contreras y López, Eduardo Chicharro en su centenario, Madrid, 1973; B. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, 1980; C. Reyero y M. Freixa, Pintura y escultura en España 1800-1910, Madrid, Cátedra, 1995; VV. AA., Eduardo Chicharro Agüera, catálogo de la exposición, Torreón de Lozoya, mayo de 1998, Segovia, 1998; Arte para un siglo: colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Cambio de siglo: 1881-1925, Madrid, Confederación Española de Cajas de Ahorros, 2002; L. Fernández Bastos, Eduardo Chicharro Agüera, en “Diccionario Biográfico Español”, Madrid, Real Academia de la Historia.